LASTRES – TAZONES – RIBADESELLA – BUFONES DE PRIA

El pueblo de Lastres (1), con sus barcos pesqueros y casas escalonadas, alberga una de las estampas portuarias más famosas y bonitas de Asturias. Sus calles angostas, empedradas y siempre en pendiente conforman las mil arterias por las que se desarrollan vidas asomadas a un abismo marítimo.

El puerto de Lastres se divisa casi desde cualquier punto. En él se emplazan, usualmente, alrededor de medio centenar de embarcaciones, en torno a un espigón de 55 metros. A pesar de las cifras menguantes de la pesca, las exigencias del turismo náutico colocan a esta rica villa en la actualidad marítima del oriente de Asturias.

En el núcleo urbano encontramos atractivos como la emblemática Torre del Reloj, la Iglesia parroquial de Santa María de Sábada –que oscila entre los estilos clásico y barroco–, varias ermitas, casonas y palacios del siglo XVIII.

El puerto de Tazones (2) es un coqueto y pequeño enclave que formó parte de las rutas imperiales de Carlos V en Europa. La llegada del emperador a la Península en septiembre de 1517 marcó desde entonces la vida de esta villa marinera con amplia tradición ballenera, en la que atracan navíos tanto nacionales como extranjeros. Las capturas que llegan son subastadas en su lonja, por lo que es fácil degustar exquisitos pescados y mariscos en sus restaurantes y sidrerías. Tazones es, en definitiva, un recóndito y amable pueblo de casitas de pescadores, coloristas y con aromas de mar.

El siguiente pueblo que visitamos es Ribadesella (3), un lugar en el que merece la pena perderse durante todo el tiempo del que se disponga. Cuenta con un gran patrimonio monumental. Destacan las famosas pinturas prehistóricas y huellas de dinosaurio de la cueva de Tito Bustillo, su amplia representación arquitectónica de épocas románica y barroca, sus edificios civiles, palacios y torreones.

A 10 km al este encontramos los bufones de Pria (4), unos orificios verticales que conectan con el mar, formados a pocos metros del borde de un acantilado, y que expulsan chorros de agua pulverizada a toda potencia cuando el oleaje es lo suficientemente fuerte.

CONCEJO DE LLANES

El concejo de Llanes (1) está ubicado al borde del mar Cantábrico, cerca de los Picos de Europa. Dispone de numerosas playas y una buena conservación de su patrimonio monumental. Se extiende cerca de 30 km a lo largo de la costa en el extremo oriental de la región. La zona sur está dominada por un muro de montañas que acogen valles dedicados al pastoreo y abundantes cuevas. En ellas se han encontrado numerosos restos líticos.

De la Edad Media destacan la arquitectura civil y religiosa, como los restos del castillo ubicado en Soberrón, en la sierra de la Cuera, el monasterio de San Salvador de Celorio (2) o la muralla de carácter defensivo.

El siglo XIX deja obras como el paseo de San Pedro (3), desde el que se puede ver la villa de Llanes y la famosa playa de El Sablón (4).

En definitiva, tanto el concejo de Llanes como su villa tienen un patrimonio artístico extensísimo en iglesias, casonas, palacios y casas.

Emplazada en la costa, la villa de Llanes goza de destacados monumentos y tradiciones pesqueras. Una placa conmemora a los 65 marineros que embarcaron para formar parte de la Armada Invencible contra Inglaterra.

Como se ha mencionado, conserva parte de su lienzo amurallado (5), y en su interior se localizan monumentos como la basílica menor de Santa María de la Asunción (6), uno de los pocos ejemplos del gótico en Asturias.

Por otra parte, su exterior ofrece joyas modernistas como el Casino de Linares (7), edificio que traduce los aires del influjo francés en balcones decorados, adornos vegetales o mascarones femeninos.

Además, cabe destacar una obra de reciente realización, Los Cubos de la Memoria (8), del pintor vasco Agustín Ibarrola, que consistió en pintar con diversos motivos los bloques de hormigón que protegen el puerto de la villa.

En cualquier caso, si algo es digno de destacar son los largos paseos que se recomiendan dar por entre las callejuelas del pueblo, que de seguro esconden numerosas sorpresas para toda clase de visitantes.

REAL SITIO DE COVADONGA

Covadonga (1) aúna historia, espiritualidad y naturaleza. En 2018 enlazó los centenarios de la Coronación de la Virgen de Covadonga, de la creación del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga y de los orígenes del Reino de Asturias. Y es que en el siglo VIII Covadonga se convirtió en la semilla del primer reino cristiano peninsular, lo que propició que este lugar se erigiera como un referente espiritual universal y de peregrinación que ha permanecido hasta nuestros días. Asimismo, este espacio se desarrolla en un entorno paisajístico único, caracterizado por un afán de conservación y por un amor pionero hacia la naturaleza.

El campo del Repelao (2) es la puerta de entrada al Real Sitio de Covadonga y al Parque Nacional de los Picos de Europa. Sus monumentales columnas de acceso, su obelisco regio con la imagen de la Cruz de la Victoria, su antigua estación de tren, su puente y su ambiente nos indican que estamos ante un lugar histórico repleto de significado.

El Parque del Príncipe (3) es un auténtico remanso de paz a los pies de la Santa Cueva. Este jardín tiene la frondosidad propia del bosque atlántico, está surcado por el río Covadonga y basta un simple paseo para toparse con puentes, fuentes, bellas cascadas y varios edificios de alto valor arquitectónico. Se trata, en definitiva, de un pulmón en el corazón de Covadonga, un lugar donde caminar, relajarse o tomar fotografías.

Por la carretera que sube a los Lagos se ubica el conocido como Mirador de los Canónigos (4), una de las atalayas preferidas para contemplar con tranquilidad el Santuario y entregarse al reposo.

La Cruz de Priena (5) está situada en lo alto del Pico Priena, un monte en las estribaciones de los Picos de Europa, muy visible desde Covadonga. La ascensión hasta la cruz es una maravillosa excursión que muestra espléndidas vistas de todo el conjunto, de otras montañas emblemáticas y del propio mar Cantábrico.

La mejor manera de disfrutar de este lugar es preparar la visita, ya que existen más de veinte miradores en diferentes rutas que ofrecen vistas de ensueño.

P. N. DE SOMIEDO – ALDEAS – LAGOS DE SOMIEDO

El Parque de Somiedo (1) es uno de los parques nacionales más importantes de España. Sus bosques ocupan casi una cuarta parte de la extensión del parque, y en ellos abundan hayas, robles, fresnos, arces y tilos, que se entremezclan con prados, con zonas de matorrales, con vegetación subalpina y con lagos, lagunas y turberas de origen glaciar.

Ya el viaje en coche hasta él atraviesa pueblos pintorescos y paisajes espectaculares, dibujados a la vera del río Somiedo. Aguasmestas (2) es el pueblo de entrada al parque natural. Aguino (3) crece junto al arroyo al que da nombre. Bustariega (4) goza de preciosas vistas del pico Monegro. Castro (5) se sitúa en un angosto valle. Llamardal (6) es una aldea vaqueira entre la sierra de Pedralba y del Robezo. Perlunes (7) es un recóndito y bellísimo rincón a los pies de la sierra. Pineda (8) está escondida entre importantes masas forestales. Pola de Somiedo (9), capital del concejo, se sitúa entre verdes valles y espectaculares montañas.

La ruta de los Lagos de Saliencia (10) se sitúa en el corazón del Parque Natural de Somiedo y alberga cuatro lagos de origen glaciar (Cueva, Calabazosa, Cerveriz y Almagrera) que son Monumento Natural. La ruta circular comienza en el llamado Alto de la Farrapona (11), cuyo acceso por carretera se debe hacer con precaución. Se trata de una ruta sencilla y apta para toda la familia, aunque es imprescindible elegir un día soleado para realizarla.

Junto al aparcamiento, una pista perfectamente señalizada nos conducirá por una suave bajada hasta el lago de la Cueva (12), completamente encerrado entre empinadas laderas. Comenzará una subida en zigzag de aproximadamente un kilómetro y medio que nos regalará espectaculares panorámicas. En poco tiempo llegaremos al borde de la laguna de Almagrera (13). Es tan pequeña que es posible incluso encontrarla sin agua. No tardará en aparecer ante nuestros ojos el precioso lago Cerveriz (14), de aguas oscuras y rodeado de extensos prados, una zona ideal para descansar o hacer un picnic. El camino se estrecha a partir de este punto, y pronto salimos al encuentro del lago de Calabazosa (15), que resplandece con colores verdes y azules. Tras rodear el lago, alcanzaremos de nuevo, desde una perspectiva diferente, el Lago de la Cueva. Una vez descendido al nivel del agua, toca emprender el regreso por la misma pista.